Margarita García
Dime porqué mis dioses lucen como tú
¡Desliza hacia abajo!
Sobre mí
Intento de periodista, sí, yo, periodismo, quien lo iba a decir.
Esa muchacha un poco joven pero con espíritu de cría que cada vez que se enteraba de que iba a venir una cámara a grabar se volvía loca aunque fuese solo para aparecer segundos en pantalla.
Esa muchacha que hace entrevistas de radio imaginarias en el sofá de su casa con los personajes mas importantes de este país. Sí, esa soy yo, Margarita García, un placer.
Nuevo comienzo en el blog para poder llegar al mundo de la comunicación y poder hacerlo lo mejor posible.
Esa muchacha un poco joven pero con espíritu de cría que cada vez que se enteraba de que iba a venir una cámara a grabar se volvía loca aunque fuese solo para aparecer segundos en pantalla.
Esa muchacha que hace entrevistas de radio imaginarias en el sofá de su casa con los personajes mas importantes de este país. Sí, esa soy yo, Margarita García, un placer.
Nuevo comienzo en el blog para poder llegar al mundo de la comunicación y poder hacerlo lo mejor posible.
Tu mente con quien
Añorar la despedida de nuestras ultimas risas
que quedará en memoria viva, de nuestros corazones.
Saber de ti, de tu intimidad y del pensamiento
más bonito que te produce esa cabeza loca
seguidamente de la sonrisa más abrumadora
que produce el caos más infinito en mi.
El valor para marcharse,
el miedo a llegar.
Hojas caídas,
besos ilusorios,
cuerpos libres,
pensamiento inmediato.
Saborear la cercanía de ese día, de esa tarde y medianoche.
Un ir y venir de remordimientos de no ser lo más
maravilloso que pudo mostrar el mundo a ciencia cierta sobre el brillo de tus ojos
que quedará en memoria viva, de nuestros corazones.
Saber de ti, de tu intimidad y del pensamiento
más bonito que te produce esa cabeza loca
seguidamente de la sonrisa más abrumadora
que produce el caos más infinito en mi.
El valor para marcharse,
el miedo a llegar.
Hojas caídas,
besos ilusorios,
cuerpos libres,
pensamiento inmediato.
Saborear la cercanía de ese día, de esa tarde y medianoche.
Un ir y venir de remordimientos de no ser lo más
maravilloso que pudo mostrar el mundo a ciencia cierta sobre el brillo de tus ojos
